El cuarto Concierto de la Temporada Sinfónica, tenía un atractivo muy particular, sería dirigido por una mujer, la joven dominicana, Gabriela Gómez, y la participación de la violista nacida en China, Luosha Fang.
Con aires festivos inicia el concierto, nos deleitamos con la Obertura Carnaval, Op.92, del compositor checo, posromántico, Antonín Dvorák. La Apertura con ritmo sincopado, nos sumerge en el ambiente festivo del Carnaval, un canto de celebración, parte de su tríptico “Naturaleza, Vida y Amor”, pero con un contraste entre la alegría y la tranquilidad de “un viajero solitario”.
Las cuerdas inician un tema seguidas del corno y flauta, en un precioso interludio, el arpa -André Tarantiles- produce un sonido celestial. Todo un caleidoscopio de sonidos, platillos, timbales, tamborín conducen a un final apoteósico, la directora, Gabriela Gómez, pauta el tiempo preciso, en una conducción notable. El público produce los primeros aplausos de la noche.
La violista Luosha Fang hace su entrada, la noche musical continúa con el concierto para viola y orquesta, SZ.120, del compositor húngaro, Béla Bartók, uno de los mayores compositores del siglo XX. Los conciertos para violas no son muy frecuentes, y este por primera vez se presenta en nuestro país.
El concierto consta de tres movimientos unidos por dos interludios; inicia con el “Allegro moderato” en forma de sonata, en el primer tema un solo de viola acompañada de “pizzicati” en los instrumentos más graves impresionan los primeros agudos afinados de la viola.
En el “Lento”, la viola introduce una bella melodía con acompañamientos de acordes en pianísimo, el virtuosismo de Luosha Fang se decanta, impresiona.
El “Finale: Allegretto” en forma de Rondó, metales y percusión inician un breve pasaje que va acelerándose hasta la entrada de la viola, la habilidad de la solista y su depurada técnica, proyectan la riqueza tímbrica y el sonido cálido de su instrumento, transmitiendo una gama de emociones, logrando proyectar la belleza de la música de Bartók.
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Sin duda, disfrutamos de un concierto memorable, gracias a una violista excepcional, a nuestra Sinfónica y a la dirección de Gabriela Gómez y su particular y correcta forma de entender cada momento musical. El público emocionado se levantó de sus asientos y aplaudió calurosamente.
Tras el intermedio, el programa cerró con la Sinfonía No.2 en Do menor, Op.17, de Peter Ilich Chaikovski, conocida como Sinfonía de la “Pequeña Rusia” por incorporar melodías del folclor ucraniano.
Un solo de trompa seguida por el fagot inician el primer movimiento “Andante Sostenuto -Allegro vivo”, el tema recrea una atmósfera de melancolía, que contrasta con el segundo tema -Allegro Vivo- desarrollado sucesivamente por las distintas secciones de la orquesta.
Con una pequeña marcha inicia el segundo movimiento “Andantino marziale, quasi moderato”, se escuchan los sonidos distantes del clarinete y fagot, luego se incorporan las cuerdas y flautas, la melodía se desvanece… en la distancia.
El tercer movimiento “Scherzo. Allegro molto vivace” es vigoroso, impregnado de los aires folclóricos. Una breve fanfarria introduce el cuarto movimiento “Finale. Moderato assai. Allegro vivo”, luego las cuerdas interpretan un tema lírico contrastante. La Sinfonía concluye con una coda colorida, animada, hasta concluir en un clímax emocionante.
La directora Gabriela Gómez pauta, con accionar elocuente logra buen balance en las intensidades sonoras, obteniendo de la orquesta momentos luminosos.
Los aplausos intensos de un público emocionado, fue el mejor reconocimiento a nuestra joven directora, a la que le auguramos un futuro promisorio. Gracias Gabriela, eres un orgullo para nuestro país.
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