Stanley Javier en Diamante El Podcast.
EL NUEVO DIARIO, SANTO DOMINGO.- El inmortal del deporte dominicano Stanley Javier cuestionó que hoy “hay unos genios que nunca han jugado pelota, pero manejan el juego desde un iPad”.
Javier, quien jugó por casi dos décadas en Grandes Ligas, defendió la esencia del béisbol: on-base percentage, defensa y batear en situaciones.
El hombre de béisbol habló en Diamante El Podcast, con los periodistas William Aish, Baudilio Jiménez, Pedro Briceño, Bienvenido Carmona Jr, y Josué Batista.
“Ahora tienen cinco tipos bateando .210… ¿cómo van a ganar así? Yo prefiero que toquen la bola”. Recordó que, en su época, con los Marineros ganaron 116 juegos jugando pelota situacional: “Tipo en segunda, fly o rolling y se anota”.
También criticó la demonización del toque de bola por parte de la nueva escuela: “Dicen que es regalar un out, pero si tú tienes un pitcher difícil, prefiero que muevan el corredor que ver un ponche”. Y cerró lanzando un dardo: “No sé si ahora son más brutos o más inteligentes, pero yo no necesitaba tanta tecnología… la situación del juego manda”.
Con su mezcla de anécdotas, experiencia y sentido común, Stanley Javier dejó claro que, aunque el béisbol evolucione, hay cosas que nunca deberían perderse: el juego inteligente, el respeto al terreno… y que nadie está por encima de las reglas.
Sobre su paso por los Gigantes junto a Barry Bonds
Stanley admitió que era “difícil” de tratar: “Venían los tigres y me decían ‘ni saluda’… y yo les decía: ¿tú vas a cenar con él? ¿No? Pues entonces ¿cuál es el problema? Si hace lo que tiene que hacer en el juego, no tienes que ir a su cumpleaños”.
Reconoció que personalmente nunca tuvo problemas con Bonds, que incluso jugaba con sus hijos, y subrayó la grandeza deportiva del toletero: “Le dieron 100 bases por bolas intencionales un año. Eso no se ve. 500-500… nadie se acerca. Para mí, era algo increíble. La pena fue su forma, que no le ayudó después del retiro”.
Wander Franco
Javier, ofreció su punto de vista sobre el caso de Wander Franco.
“Es una pena, en verdad que es una pena que esto suceda”, comentó Javier visiblemente afectado, al hablar de la situación que involucra al joven pelotero y una menor de edad. Stanley reflexionó sobre el impacto humano y familiar: “Aparte de ser una pena porque es un muchacho joven, también es una niña joven involucrada… es una matra y pérdida por todos los lados. Y estamos dejando de ver también a un gran jugador que podía hacer historia en el béisbol dominicano”.
Desde su experiencia como exjugador y tras haber formado parte del sindicato de peloteros por casi diez años, Javier opinó sobre las posibilidades de que Franco pueda volver a jugar: “Muy difícil, ojalá que sí, pero lo veo difícil”. Explicó que más allá de temas sindicales, las ligas como marca mundial cuidan mucho su imagen y actúan con cautela en este tipo de situaciones.
Como ejemplo, citó el caso del lanzador Trevor Bauer, quien tras demostrar que había sido víctima de una acusación falsa, no logró reintegrarse plenamente: “Se dieron cuenta que fue seteado por la muchacha, comprobado… y ya dónde está él. Y es gringo, para los que dicen que hay conspiración. No hay conspiración”.
Finalmente, Stanley envió un mensaje claro a las nuevas generaciones: “No importa lo que tú ganes, no importa lo que tú hagas, tú nunca vas a estar por encima de las leyes y de las cosas”. Una reflexión que busca que los jóvenes talentos comprendan que la carrera deportiva va más allá del terreno de juego, y que las decisiones personales pueden marcar para siempre su futuro.
Sobre el Salón de la Fama de Cooperstown
Javier se sinceró sobre uno de los debates más calientes del béisbol: la exclusión de grandes figuras como Barry Bonds, Mark McGwire o Roger Clemens del Salón de la Fama por temas de esteroides, algo que según cuenta en su época no estaba ni siquiera prohibido.
Stanley reconoció que sintió “pena” por McGwire: “Es una persona maravillosa, si yo hubiera tenido un varón me hubiera gustado que fuera como él”. Al mismo tiempo, criticó la doble moral: “En el Salón de la Fama hay muchos que usaron. Entonces, si van a dejar entrar a algunos, que los dejen entrar a todos. ¿Por qué lo permitieron entonces?”
Para él, el Salón es como “una graduación con honores” que distingue a unos pocos entre los más de 17 mil que han pasado por Grandes Ligas, pero insistió en que, al final, los números están ahí: “El que dio 500, 600, 66 jonrones… eso nadie lo puede borrar”.
Sobre el ambiente en esa época, Stanley confesó que se sabía lo que pasaba y que hasta a él mismo le ofrecieron “esa cosita”, aunque para muchos era visto como algo tan común. “Lo bueno de la pelota es que cuando tú juegas en esa época tú sabes quién es quién”, reflexionó.
Con voz pausada, cerró diciendo que, aunque entrar al Salón es un honor enorme, lo más importante es disfrutar la carrera y vivirla con pasión, porque “los que no llegamos ahí, también lo disfrutamos igualito”.
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