“Se busca un hombre honesto”

“Se busca un hombre honesto”


Como aficionada arqueóloga, me dirigí a la Zona Colonial y descubrí en la calle Las Mercedes 329, una Gruta, una pequeña cueva convertida en un espacio teatral íntimo, que alberga al colectivo independiente “Anacaona Teatro”. La presentación allí de la obra “Se busca un hombre Honesto”, del más prolífero de nuestros dramaturgos, Franklyn Domínguez, recién fallecido, me habían llevado hasta ese lugar.

En mi juventud tuve el privilegio de asistir al Teatro de Bellas Artes, al estreno de esta obra en enero de 1964 dirigida por su propio autor, y años después a otras presentaciones cada una con sus particularidades. La puesta en escena de esta sátira política, bajo la visión y dirección de la actriz, Lucina Jiménez, rompe todos los esquemas, respetando la esencia de la obra, acercándose al Teatro Épico de Piscator y Bertolt Brecht, convierte el país “Sálvese quien Pueda”, como irónicamente el autor llamó a nuestro país, en una fábrica, una metáfora alucinante, del nunca acabar.

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Además de directora, como escenógrafa, la creatividad de Lucina Jiménez se desborda, y como resultado de su concepción semiológica de la puesta en escena, establece un juego de correspondencias entre el espacio textual y el escénico, convirtiéndolo en un elemento dinámico y plurifuncional, en el que evolucionan los personajes propios de nuestro entorno y folklore político

La escena nos transporta a la fábrica, donde los obreros construyen una obra, acaso un país. Los personajes esenciales tienen magníficos intérpretes, algunos de ellos con doble función. Como una metáfora de la búsqueda constante, símbolo de la esperanza, aparece “Diógenes” personaje de la mitología griega, llamado el cínico, que busca inútilmente con su lámpara encendida, la virtud, el bien… un hombre honesto. El actor Zacarías Heredia, interpreta este personaje con pasión y lo envuelve en un manto de ilusión, onírico, como su perpetua búsqueda. Luego Zacarías, convertido en el Presidente, da un giro sustancial a su actuación, la máscara que lo cubre y que poco a poco se va transfigurando, es un símbolo de la transformación, de la llegada al poder del “Todo para nadie”, del “Todo para mí”, personaje que se mantiene inalterable en el tiempo.

Dos personajes opuestos, el ingeniero conservador y la ingeniera progresista, son interpretados por Husmell Díaz y Yariza Henríquez, logrando cada uno dar sustancia a su actuación, enfrentando lo tradicional y la visión de las nuevas generaciones. Husmel Díaz además es el diseñador de luces, elemento esencial capaz de recrear la atmósfera en cada momento.

Otro personaje símbolo es el “Todo por la Fuerza”, que con ímpetu transmite en una actuación veraz, Raymond Moreta. La joven Karla Castro, proyecta su personaje a cabalidad, y con igual nivel Erick Flores, en su doble rol de secretario y obrero.

El polifacético actor D’Javan Díaz se convierte en narrador, obrero y además, como músico e intérprete inunda la escena, dialoga su saxofón con el piano recreando el marco apropiado al ambiente.

Los diferentes actores en sus soliloquios y diálogos, conscientes de la realidad social expuesta por el dramaturgo con humor e ironía, para criticar su entorno, logran a través de recursos histriónicos y un lenguaje corporal elocuente, provocar la risa y la sonrisa en el espectador, dándole un toque de comedia.

La obra desarrollada a un ritmo continuo, pautado por la dirección, produce pequeños clímax, facilitando las transiciones entre los actuantes, que a la vez crean su propio ritmo, siendo además un elemento sensible de la percepción del espectáculo, del ritmo depende como suelen decir los espectadores, “me pareció muy larga, o fue muy entretenida”. En este caso el tiempo “pasó volando”; el rompimiento por momentos de la cuarta pared -muro imaginario- que involucra al espectador, es otro elemento que adiciona a la dinámica a la acción.

Si nuestro admirado Franklyn Domínguez, al igual que muchos otros dramaturgos al ver su obra dijera; “no sé quién la escribió, pero lo que he visto me ha encantado,”… seguiremos por siempre desde cualquier dimensión, buscando un hombre honesto.

La escena final es atractiva, metafórica, unidos todos a una, en una búsqueda incesante. Únase a esta búsqueda junto a esa maravillosa agrupación, Anacaona Teatro.

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