Santo Domingo, RD-. Con cámaras en mano y un universo interior por mostrar se inauguró la muestra “Reflejos: Ecos de vida”, una colectiva infantil que rompe el silencio social con imágenes poderosas, tiernas y humanas, a cargo de la gestora cultural, Tamara Valdez San Pedro.
El sábado 18 de mayo, 66 niños de Capotillo, Hernando Alonzo y Bajos de Haina han creado algo más que una exposición fotográfica: han dado vida a un manifiesto visual que interpela al espectador desde la autenticidad y la esperanza.
El proceso incluyó caminatas fotográficas con guías locales, dinámicas de autoconocimiento con psicólogos comunitarios y sesiones de crítica visual donde los propios niños discutían sus obras.
Yuleysi, una de las participantes, de 10 años, compartió que su fotografía favorita muestra a su abuela sirviendo café a los vecinos. “Yo quería mostrar que en mi casa siempre hay gente y que compartir es bonito”, dijo con timidez, pero con una claridad que desarmó a todos los presentes.
Vargas San Pedro gestora agregó que el proyecto no solo apostó por la formación artística, sino también por el fortalecimiento del pensamiento crítico y la sensibilidad social en la niñez.
“Cuando un niño toma una cámara y enfoca su entorno, está haciendo algo más que una foto: está reclamando su derecho a ser visto, a ser oído, a ser respetado” añadió Tamara.
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En ese sentido, Henry Mercedes, director de la Dirección General de Mecenazgo, no solo celebró el impacto cultural del proyecto, sino que también reveló la importancia de iniciativas como esta para democratizar el acceso al arte y abrir espacios de participación real para la infancia.
“Hoy no solo inauguramos una exposición, estamos validando la mirada de nuestros niños como una herramienta poderosa de transformación social”, dijo Mercedes.
Durante la muestra, se anunció que una selección de las fotografías será parte de una muestra itinerante que recorrerá centros culturales y escuelas rurales del país, llevando este mensaje de dignidad y expresión infantil a otras comunidades invisibilizadas. Además, está en marcha la edición de un fotolibro con textos escritos por los mismos niños que contará con distribución gratuita en bibliotecas escolares.
Empresas e instituciones como Helados Bon, César Iglesias, LanPak, Ministerio de Deportes y Recreación, Comedores Económicos, también han mostrado interés en mantener una alianza para futuras ediciones, abriendo la posibilidad de que “Reflejos” se convierta en un programa formativo anual.
La exposición fruto de meses de trabajo de campo, talleres participativos y encuentros comunitarios estará abierta al público en la Biblioteca de la Fundación Mauricio Baez durante las próximas siete semanas.
Esta exposición no solo merece ser vista, merece ser vivida. Es un espejo social donde todos podemos reconocernos, aprender y ser conmovidos por la mirada limpia de quienes, desde su infancia, ya están transformando el país.
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