«Tenía confianza en mis habilidades, pero no pensaba llegar tan rápido a este nivel», declaró durante una conferencia de prensa en Tokio.
«Ahora quiero apuntar al rango de yokozuna», añadió refiriéndose al nivel más prestigioso del sumo.
El joven, que practica esta disciplina desde los siete años de manera amateur, soñaba desde hace mucho tiempo con probar suerte en el sumo profesional en Japón.
Pero sus planes se aceleraron debido a la invasión rusa iniciada en febrero de 2022.
Dejó Ucrania unas semanas antes de cumplir los dieciocho años, evitando por poco el servicio militar obligatorio. Primero se trasladó a Alemania y luego a Japón, donde fue acogido en casa de los padres de un conocido que había frecuentado en los mundiales juveniles de sumo de 2019.
Llegó sin saber una palabra de japonés, pero pronto se unió a una «heya» (centro de entrenamiento) en Tokio donde, ejercitándose sin descanso en total inmersión, perfeccionó rápidamente sus habilidades lingüísticas y deportivas.
Aonishiki, cuyo nombre incluye un carácter sino-japonés que significa «azul», en referencia a la bandera ucraniana y el color de sus ojos, prefiere no extenderse sobre la situación en Ucrania, mientras su familia sigue en Alemania.
Admite, eso sí, que extraña su país y que le «gustaría mucho regresar».
«Todavía tengo muchos amigos y familiares allí».
Sin embargo, Aonishiki dice que no se arrepiente de haber elegido este camino, incluso en los momentos difíciles. «El ser humano es débil y a veces uno se siente cansado o deprimido, pero trato de mantener siempre mi objetivo en mente».
El rikishi (luchador) es el segundo ucraniano en entrar al sumo profesional, después de Shishi, quien llegó en 2020.
«Al principio, Shishi me dio consejos, pero ahora que somos rivales no quiero estar demasiado cerca de él», explicó Aonishiki. «Después de que nos retiremos del deporte, espero que podamos acercarnos».
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