Con voz que eriza la piel, gracia que contagia y una caracterización magistral, la actriz y cantante cubana Lucrecia logra transformase en Celia Cruz y por dos horas hace olvidar al público que “La reina de la salsa”, ha muerto.
“Celia Cruz: el musical”, no es solo un espectáculo que celebra y rinde homenaje a el talento de la artista cubana de música tropical más trascendental, sino, también una excusa perfecta para mostrar el talento de Lucrecia, una artista que se convirtió en fan, amiga, familia de Cruz y la embajadora de su legado.
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La sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, se convirtió en el escenario elegido para volver a reponer este musical, que desde el 2017 ha llevado el azúcar musical de Celia Cruz por diversos países.
Con “La vida es un carnaval”, “Que le den candela”, “Canto a Yemayá”, “Drume, Negrita”, “Nostalgia” y otras canciones más, Celia endulzó el auditorio con este musical que, entre canción y canción, iba mostrando momentos importantes de su vida.
Dirigida por Braily Ramos y una orquesta conformada por 16 músicos, le dieron vida a cada una de las canciones, con un sonido impecable que hizo vibrar la sala Carlos Piantini.
En el musical, no solo brilló el talento de Lucrecia, también de los dominicanos fueron invitados a formar parte de la historia de “La guarachera de Cuba”, como la primera actriz Lidia Ariza, quien dio vida a la versión de Celia en su vejez.
También resalta la actuación de Ramón Emilio Candelario, en la piel del músico Pedro Knight, el esposo, amigo, mano derecha y cómplice de Celia, quien estuvo a su lado hasta su partida, el 16 de julio de 2003, a la edad de 77 años.
La actriz Yelidá Díaz tuvo a su cargo el papel de Celia en su juventud, al lograr junto a sus colegas una química ganadora.
El rechazo de su padre por querer ser cantante, el apoyo de su madre y de su tía, sus inicios en la Sonora Matancera, la salida de Cuba, el rechazo a Fidel Castro, la llegada a Estados Unidos, la muerte de su madre y parte de sus éxitos, fueron recordados en un emotivo resumen que el público se disfrutó de principio a fin.
“Tu voz”, “Cúcala”, “Toro mata”, “Bemba colorá” y “El guabá”, se sumaron al amplio repertorio del musical, que contó con un despliegue de bailarines que no estuvieron a la altura de la producción.
Uno de los momentos más emotivos fue protagonizado por la madre de Celia. En la canción “Te busco”, se muestra el momento en el que la ganadora de varios Grammy Latino recibe la noticia de la muerte de su querida madre, a quien jamás volvió a ver, tras su salida de Cuba el 15 de junio de 1960, junto a La Sonora Matancera.
Y, es que, aunque la orquesta, los actores y la interpretación de Lucrecia fueron dignas de las ovaciones de pie que recibieron en varias ocasiones, hay que resaltar que al espectáculo le faltó una escenografía digna de los talentos que estuvieron en escena.
A pesar de que el recurso de la pantalla gigante ayudaba a darle vida al escenario, una producción de ese nivel requería de elementos escenográficos en las canciones de salsa, coreografías que fluyeran más en armonía con la música de Celia.
La dirección general es de Gonzalo Rodríguez, dirección musical de Javier Concepción, arreglos musicales de Braily Ramos y producción ejecutiva de Billy Hasbún.
“Celia Cruz: el musical”, enaltece el legado y el talento de la carismática salsera cubana. Como dice, su canción “Yo viviré”, una de las últimas del musical, Celia Cruz vivirá “en el alma de mi gente, en el cuero del tambor, en las manos del conguero, en los pies del bailador”.
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