Cuando mi amiga me invitó para que asistiéramos al debut de “La Pedrá”, creí que se trataba de una broma, y le dije, pero una pedrá es la acción de tirar una piedra con el propósito de golpear, y me dijo, no creas, te sorprenderás, tomamos el camino hacia la Pedrá.
Otra sorpresa fue cuando llegamos a la Iglesia conventual, cuatro veces centenaria, de Regina Angelorum, y me dijo aquí será la “Pedrá”, lo que me sorprendió aún más.
Al entrar en el sagrado recinto, un numeroso público se encontraba allí, entonces me sentí relajada, y luego de escuchar las palabras de bienvenida supe que se trataba del concierto que ofrecería en su debut el “Cuarteto de Cuerdas, La Pedrá”.
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Conocía el proyecto del cuarteto de cuerdas, aunque ignoraba su nombre, que me llamaba la atención, pero lo verdaderamente positivo de esta noche era ver como se hacía realidad este proyecto que une a cuatro jóvenes músicos en un ensamble, más aún, en un cuarteto de cuerdas, género importante de la música clásica, y el más popular, que posibilita llegar a públicos no tradicionales, siendo una forma de contribuir a la difusión de la música clásica en nuestro país.
La noche musical dio inicio con tres músicos invitados, dos chelistas, José Antonio Bonillo y Genny Mendez y la pianista Stefany Reyes, que interpretaron el Requiem Op.66 del compositor checo, David Popper -escrita para tres chelistas-.
La obra es una elegíaca melancólica de gran belleza, con hermosos solos de los chelos que da oportunidad al lucimiento de los instrumentistas, destacando además el preciso acompañamiento del piano, lo que motivó finalmente los aplausos del público.
Tras un breve intermedio, el Cuarteto de cuerdas, formado por, Leonardo Mercado -primer violín-, Eric Dalmau, -director y segundo violín-, Mayrení Morel -Viola- y Claudio Reyes -chelo-, inicia su presentación, su debut, interpretando del compositor checo Antonin Dvorák, el “Cuarteto de Cuerdas No.12 Op.96, conocido como “Americano” por contener elementos de la música afroamericana, sus impresiones del paisaje del nuevo mundo, y su añoranza bohemia permanente.
Se escuchan los trinos del violín y un solo de la viola, es el primer movimiento “Allegro ma non troppo” en forma de sonata, en el que todos los intérpretes son protagonistas.
El segundo movimiento “Lento”, evoca la música de los espirituales y el ritual. Los ritmos ligeros, bailables, en un “Sherzo” tradicional, nos acercan en el tercer movimiento “Molto vivace”, a la música de su natal Bohemia; el primer violín nos arrulla, destacando el virtuosismo de Leonardo Mercado, el segundo violín, versátil, interviene entre las notas agudas del primer violín y las más graves de la viola.
El “Finale” en forma de rondó, nos acerca a los primitivos ritmos de los nativos, la atmósfera se torna jubilosa, hasta llegar a una Coda, toda una expresión de alegría. El entusiasmo del público puesto de pié, estalla en calurosos aplausos. magnífico inicio del Cuarteto La Pedrá.
Con el ambiente eufórico, la gran noche musical concluye con uno de los cuartetos de cuerdas más importantes del siglo XX, el Cuarteto de Cuerdas No. 8 Op.110, del compositor ruso, Dmitri Shostakóvich, que como todo gran artista es un reflejo de su tiempo y de su vida personal.
El cuarteto vincula sus cinco movimientos, sin pausa, inicia con un motivo de cuatro notas, luego el primer tema es expuesto por el primer violín y la viola, el ambiente elegíaco del este primer movimiento cambia con el “Allegro”.
El violín solista inicia el “Allegretto” es un vals, viola y chelo en armonía constante se complementan. Luego en el “Largo” el violonchelo y sus hermosas secciones, llevan al “tutti”, los instrumentos se convierten en una unidad.
El movimiento final, inicia con un ritmo tranquilo, las cuerdas todas se complementan hasta llegar a un climax, y luego en un acorde, la obra se desvanece lentamente.
El nivel de los músicos, que componen este cuarteto, permiten la perfecta sincronía entre los instrumentos, debidamente pautados por una batuta oculta, Eric Dalmau, logrando producir música de calidad. Felicitamos en su debut al “Cuarteto de Cuerdas La Pedrá”, deseándoles muchos éxitos, y una larga senda en una espiral ascendente constante.
Gracias por esta “Pedrá” acariciante, sublime, siempre dispuesta a recibir muchas más.
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