Casi 30 años después del estreno de Happy Gilmore, Adam Sandler, vuelve a meterse en la piel del golfista más irreverente del cine en una secuela que apela tanto a la nostalgia como a nuevas emociones.

Pero los dominicanos nunca se quedan afuera de lo mejor del séptimo arte, tal es el caso de Marcello Hernández, quien es de origen cubano y dominicano.

Es un comediante estadounidense que viene por su incidencia en las redes sociales y por ser la cara latina de «Saturday Night Live (SNL)», programa de comedia y sátira política que desde 1975 acapara la audiencia semana a semana en Estados Unidos con los más grandes actores y actrices de Hollywood.

En la nueva saga interpreta a Esteban, el excéntrico primo de Oscar (Bad Bunny).

Estrellas invitadas y un estreno global

Los cameos son uno de los elementos más llamativos de la nueva película. Taylor Swift, Bad Bunny, Travis Kelce y Ellen son solo algunos de los nombres que aparecen en pantalla.

“Taylor fue increíblemente amable con mi familia”, comentó Sandler, mientras que describió a Travis como “el tipo de persona con la que puedes reírte como en la secundaria”.

El estreno en Netflix garantiza un alcance global y abre la puerta a una nueva generación de fans. Si bien los creadores manifestaron su amor por la experiencia del cine tradicional, reconocieron el poder de difusión que ofrece el streaming. “Me encanta ver películas en cines, pero también quiero que llegue a todos”, confesó Sandler.

Happy Gilmore, un personaje más humano

En esta nueva entrega, Happy ya no es solo el joven impulsivo de los años 90. El personaje enfrenta ahora los desafíos de la adultez, el desgaste emocional y el peso de la responsabilidad. “Queríamos contar la historia de una persona real y lo que sucede incluso cuando estás en la cima”, explicó Sandler a Collider Interviews.

Esta vez, el motivo que lo impulsa a volver al golf es personal: necesita reunir USD 300.000 para pagar la matrícula de la escuela de ballet de su hija, interpretada en la película por Sunny Sandler, su hija en la vida real. Movido por el amor paternal, Happy acepta competir nuevamente en un torneo con la esperanza de ganar el premio y ayudar a su familia.

La historia lo muestra lidiando con relaciones tensas, decisiones difíciles y una paternidad que lo obliga a reconciliar su pasado con su presente. Bowen apuntó que Happy era antes un hombre movido por la ira, y que ahora aparece atravesado por otra clase de lucha.