un musical fascinante presentado en el Teatro Nacional

un musical fascinante presentado en el Teatro Nacional


Estrenado en Broadway en 1964, el musical “Hello, Dolly!” basado en la obra “The merchant of Yonker” de Thornton Wilder, con música de Jerry Herman, llega a nuestro país, sesenta años después, en una producción de Marcos Malespín Estévez, bajo la dirección de Carlos Espinal.

Un público espectante cubrió el aforo de la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional. La orquesta colocada en el foso, recibe al maestro Dante Cucurullo, se escuchan los primeros aplausos, con una bellísima obertura, da inicio el famoso musical.

El musical “Hello, Dolly !”, cuenta la historia de Dolly Levi, una casamentera, una celestina despreocupada, que cansada ya de buscar pareja para otros, tras su viudez, se siente sola, decide conquistar al rico comerciante, Horace Vandergelder, radicado en Yonker, que ha solicitado sus servicios para encontrar una esposa, “que sepa coser, que sepa bordar… que ponga la aguja en su mismo lugar”, el clásico machista de la época.

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Tras rayos de luces intermitentes, la bella escenografía, nos transporta a la ciudad de Nueva York a finales del siglo XIX y luego a la estancia rural en Yonker. El clásico musical es un “collage” de escenas, luces, música y danza, cuyo argumento simple cargado de humor, lo acerca a la comedia de enredos, lo que demanda de sus intérpretes histrionismo y calidad vocal.

La figura de Dolly tiene una intérprete de excepción, Cecilia García, de talento extraordinario, da vida al personaje con su gran histrionismo, que se decanta en las frases y canciones cargadas de ironía, su bella voz, y su sugestiva movilidad… es el eje de la trama, hace vibrar al público.

El señor Vandergelder, con su mal humor e ínfulas autoritarias es interpretado con gran acierto por el actor Carlos Alfredo Fatule.
Motivados por Dolly, los dos empleados de “Vandergelder”, “Cornelius Hackl” y “Barnaly Tucker”, viajan a descubrir otro mundo, New York, Javier Grullón y Axel Mansilla con gran comicidad dan vida a estos personajes, cautivando con sus voces. Una figurita enternece con sus gritos de felicidad o temor, es “Emergarde”, la sobrina del señor, magnífico trabajo de Paula Ferry.

Las pantallas, todo un torbellino, nos sitúa en New York, excelente trabajo escenográfico de Angela Bernal. Los momentos de danza con vibrantes escenografías de Alina Abreu, dan al musical gran belleza y colorido, destacando los excelentes bailarines con sus llamativas piruetas. Las voces corales bien acopladas, esencial en todo musical, logran su cometido, merecido reconocimiento a la directora vocal, la soprano Paola González,

Un personaje encanta por su gracia, y nos deleita con su voz, es la sombrera, “Irene Molloy”, la supuesta comprometida del Señor, encarnado con pasión por Laura Rivera, y junto a ella la aprendiz, llena de chispa, “Minni Fay”, notable actuación de Carolina Jiiménez.

En otro lugar en un restaurant, la excéntrica, “Ernestina Money”, de atractivo apellido – magnifica interpretación de Luz García-, ha solicitado los servicios de Dolly Levi.

La presencia de “Dolly” con sus atractivos vestuarios, es una constante. Cecilia García, llega al climax cuando acompañada del coro de camareros, interpreta el famoso tema “Hola, Dolly”. Su histrionismo se desborda con sus gestos y movimientos, y su voz. encanta.

Cada personaje ha encontrado su perfecto intérprete, Miguel Lendor es el elegante testaurdo y lleno de humor, “Rodolfo Reisenweber”. Hugo Devana, el “Juez”, un anciano seducido por las historias de amor. Roger Manzano cautiva con su comicidad, es el romántico y soñador, “Ambrose Kemper”, nunca vencido, en busca del amor.

La dirección musical impecable del maestro Dante Cucurullo, logró extraer de la orquesta el clima sonoro perfecto, el placer para el oído. Unificar las diferentes partes en un musical, requiere capacidad y sensibilidad, el director, Carlos Espinal logra esa unidad, el ambiente perfecto para esta puesta en escena cuidadosa, siendo otro logro la escogencia de los actores-cantantes, para los diferentes personajes.

En todo espectáculo de época el vestuario es parte esencial para recrear el momento, logrado con los bellísimos diseños de Marcos Malespin, y los tocados y sombreros de Mauro Gallego.

“Dolly”, ha triunfado, ha conquistado al magnate, y vestida de blanco con un sombrero espectacular, desciende las escaleras, para el enlace final, su segunda oportunidad. Cecilia luce imponente. La escena es maravillosa, todo el elenco unido en una maravillosa escena, cierran este maravilloso musical, a la altura de los mejores. Un público cautivado, puesto de pié aplaudió largamente, mientras se escuchaban los ¡Bravos!. “Hello, Cecilia”, Hasta el próximo.“Hello, Dolly !”: un musical fascinante presentado en el Teatro Nacional

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